Dado que el cáncer de próstata no suele aparecer como un tumor único, sino en forma de muchos focos pequeños difíciles de detectar, los procedimientos de imagen siguen teniendo una importancia secundaria para el diagnóstico inicial. No obstante, la ecografía y la resonancia magnética proporcionan información valiosa sobre el volumen de la próstata y la localización de las zonas sospechosas. Por encima de todo, la resonancia magnética multiparamétrica de última generación (mpMRI) es actualmente el método más preciso para visualizar el carcinoma de próstata.
La biopsia guiada por resonancia magnética utiliza las ventajas de la imagen moderna y las combina con la extracción de tejido real que SIEMPRE hay que hacer para demostrar el diagnóstico de carcinoma de próstata. La ventaja: los carcinomas de próstata pueden ser detectados y golpeados con una sensibilidad y especificidad significativamente más altas que las que son posibles con la ecografía transrectal (TRUS) utilizada en la biopsia convencional. Especialmente para los pacientes cuyos valores de PSA siguen aumentando a pesar de una biopsia negativa y la sospecha de cáncer permanece, la biopsia asistida por RM es una extensión útil e importante del espectro diagnóstico.
Pero los procedimientos de imagen también desempeñan un papel importante en los casos de sospecha de recurrencia de la enfermedad (recaída). Por ejemplo, los nuevos focos tumorales o las células de cáncer de próstata que se han extendido por el cuerpo pueden detectarse con una PSMA-PET-CT. Las moléculas que se han acoplado previamente a una sustancia radiactiva se unen específicamente a la membrana de las células del cáncer de próstata. Al detectar las moléculas con una cámara especial, sabemos dónde se encuentran otras células cancerosas de la próstata en el cuerpo. El examen mediante PSMA PET/CT no sólo mejora el diagnóstico de recidiva, sino también la planificación de la terapia. De este modo, se puede diferenciar con precisión si debe considerarse un tratamiento local, como la radiación, o un tratamiento sistémico, como la quimioterapia o el tratamiento hormonal, para un paciente con una recidiva de cáncer de próstata.