Además de las terapias aplicadas en nuestro centro formas de terapia establecidas con resultados fiables a largo plazo según estudios internacionales, otras clínicas también utilizan tratamientos -incluida la crioterapia- cuya eficacia no está o aún no está suficientemente probada o cuyos efectos secundarios a largo plazo se desconocen.
La crioterapia consiste en la destrucción controlada de tejido (por ejemplo, la próstata) mediante la congelación y descongelación repetidas. Se desencadenan dos procesos diferentes que destruyen las células. Uno es la deshidratación celular causada por la congelación extracelular con el consiguiente aumento de la concentración intracelular de sales, y el otro es la congelación intracelular. Hoy en día, la crioterapia se realiza mediante ciclos de frío y calor mediados por gases de argón y helio. De forma similar a la braquiterapia, las sondas frías (agujas de 1,47 mm de diámetro) se colocan transperinealmente en la próstata mediante una plantilla perforada. A continuación, el argón y el helio pueden circular alternativamente por las sondas, y la formación de hielo provocada por la expansión del gas (el llamado efecto Joule-Thomson; la caída de presión provoca una pérdida de calor; como ejemplo, considérese el globo que se desinfla rápidamente) conduce a la formación de hielo específicamente en las puntas de las agujas. Mediante el uso de muchas de estas agujas muy finas, los sensores de temperatura, la buena capacidad de control del suministro de frío y calor, así como la monitorización por ultrasonidos de la congelación, se puede conseguir una distribución de la temperatura muy uniforme dentro de la próstata con una delimitación bastante buena del tejido circundante.
Al igual que la cirugía radical y la braquiterapia, la crioterapia es una terapia denominada local y, por lo tanto, sólo es adecuada para los carcinomas de próstata localizados. Algunos estudios muestran éxitos terapéuticos en el corto periodo de seguimiento similares o peores que los de la cirugía y la radioterapia (1,2). El inconveniente de la crioterapia es la frecuencia relativa de incontinencia urinaria (hasta un 4,8%) y la frecuencia absoluta de impotencia (disfunción eréctil del 80% a los 18 y del 76% a los 24 meses) (3,4). Debido a este perfil de efectos secundarios, la crioterapia sólo es adecuada actualmente, en nuestra opinión, para el tratamiento secundario del carcinoma de próstata recidivante.