En la hiperplasia prostática benigna, las células de la glándula prostática que rodean directamente la uretra suelen aumentar de tamaño. Esto hace que la uretra se constriña cada vez más y provoque molestias al orinar, los llamados síntomas de micción.
Debilitamiento del chorro urinario: Incluso en las primeras fases del agrandamiento benigno de la próstata, el flujo de orina se ve obstaculizado. La vejiga ya no puede vaciarse con facilidad y trata de compensar esta situación con la formación de músculos. Los síntomas típicos son, por tanto, un chorro de orina débil o interrumpido. Se tarda mucho más en ir al baño.
Necesidad frecuente de orinar, también por la noche: Como la vejiga ya no puede vaciarse completamente de una vez, los afectados tienen la necesidad de ir constantemente al baño; a menudo también por la noche. Esto no sólo limita considerablemente la vida cotidiana, sino que también perturba repetidamente el sueño. A largo plazo, esto puede provocar estrés físico y mental.
Fuertes ganas de orinar: A veces se producen fuertes y repentinas ganas de orinar con pérdidas involuntarias de orina (lo que se denomina incontinencia de urgencia), lo que suele ser especialmente estresante para los afectados.
Goteo desagradable después de orinar: El goteo después de orinar también es un signo común del agrandamiento benigno de la próstata.
Dificultad para orinar: Debido al estrechamiento de la uretra, los músculos de la vejiga tienen que superar una mayor resistencia. Por ello, muchas personas afectadas tienen que empujar más cuando orinan.
Sensación de orina residual en la vejiga: La sensación de "tener que" constantemente es a menudo un signo de que la orina residual se ha acumulado en la vejiga. La cantidad de orina que queda en la vejiga puede determinarse mediante una ecografía.