Colonia, 3 de noviembre de 2009 - La nueva directriz sobre la detección precoz, el diagnóstico y el tratamiento del cáncer de próstata, presentada recientemente por la Sociedad Alemana de Urología (DGU), recomienda que los hombres acudan por primera vez al urólogo a partir de los 40 años para someterse a un cribado del cáncer de próstata.
A pesar de los controvertidos debates sobre la prueba del antígeno prostático específico(PSA) como método probado para la detección precoz del cáncer de próstata, la directriz actual sobre esta enfermedad no deja lugar a dudas sobre su eficacia. Mientras que el sencillo análisis de sangre para determinar el antígeno prostático específico (PSA ) se recomendaba anteriormente a los hombres a partir de los 50 años, y de los 45 en caso de antecedentes familiares, ahora los hombres deben someterse a la prueba a partir de los 40 años.
Si la prueba del PSA se realiza una sola vez, el valor, que indica la concentración de la proteína específica de la próstata en la sangre, suele tener sólo una importancia secundaria. "Sólo la progresión de los valores a lo largo del tiempo muestra la posible existencia de un carcinoma de próstata ", explica el Dr. Stephan Neubauer, urólogo del Centro de Próstata de Alemania Occidental. Con la determinación ahora más temprana del PSA, un paciente puede ganar muchos años en los que se puede observar la evolución de los valores del PSA. Según la redacción exacta de la nueva directriz, la reducción de la edad para la primera medida de detección precoz puede ayudar posiblemente a diferenciar mejor entre la necesidad o no de tratamiento en función de la progresión del PSA. "Si de hecho el valor del PSA se dispara, los valores comparativos de años anteriores pueden servir de importante herramienta diagnóstica, explica el Dr. Neubauer.
Esto significa que no todos los pacientes cuya sangre supera el límite anterior de 4 ng/ml padecen también cáncer. Esto se debe a que el esfuerzo físico, como montar en bicicleta, la inflamación de la próstata o la vejiga y las relaciones sexuales pueden hacer que el PSA en sangre aumente temporalmente. El urólogo aconseja no asustarse si los niveles de PSA suben una vez, sino repetir la prueba varias veces y utilizar procedimientos diagnósticos adicionales como la elastografía por ultrasonidos y la palpación de la próstata. Sin embargo, la realidad suele ser distinta: Sigue ocurriendo que se organice una biopsia prematuramente sobre la base de un único valor elevado de PSA. "Aquí no es la prueba la que comete el error, sino el médico", critica el Dr. Neubauer.
Si una biopsia de próstata revela la presencia de tejido canceroso, a menudo se recurre prematuramente a la cirugía, aunque ésta no siempre es la mejor estrategia de tratamiento. "Los carcinomas de próstata que no están clasificados como potencialmente mortales pueden controlarse activamente al principio con la conciencia tranquila mediante pruebas de PSA, ecografías, palpaciones y biopsias repetidas", explica el Dr. Neubauer. Además, el tratamiento del cáncer de próstata debe centrarse cada vez más en lograr tasas de curación óptimas con efectos secundarios mínimos. Los métodos modernos de radioterapia, como la braquiterapia (radiación interna), son especialmente adecuados para ello. A diferencia de la extirpación radical de la próstata, la glándula prostática permanece intacta. La inserción guiada por ecografía de clavos radiactivos (semillas) directamente en la próstata destruye el tumor de forma selectiva, preservando el tejido circundante. "La incontinencia es prácticamente inexistente tras la braquiterapia y la impotencia es mucho menos frecuente", afirma el Dr. Gregor Spira, radioterapeuta del Centro de Próstata de Alemania Occidental. La ventaja de la "radioterapia interna" es que los pacientes tienen que soportar muchos menos efectos secundarios del tratamiento sin tener que temer ninguna pérdida de curación.